Monte de Banle



Situado a lo largo de los lugares de Gures y Ameixenda, se encuentra uno de los pocos espacios naturales conservados; el Monte de Banle. Se trata de un paisaje prácticamente virgen, con una amplia extensión protegida por la Red Natura.

Este escenario es cuna de multitud de manantiales y pozos de agua que dan vida a un ecosistema que se está extinguiendo en la Unión Europea, caracterizado por una extensa muestra de fauna y flora autóctonas. En este territorio conviven caballos, vacas y corzos entre otros animales. Asimismo, es sobrevolado por alondras y águilas.

Además, el reciente descubrimiento de yacimientos rupestres encontrados en su seno, convirtió a Banle en una localización clave para la investigación de las antiguas civilizaciones que habitaron el lugar.

Por si esto había fuese poco, Banle es la escena de una de las leyendas más arraigadas en la tradición oral de la Ameixenda. La vecina Xoaquina Outes transformó en poesía una de las historias que se venían contando en las casas antaño.

La narrativa hablaba de cómo Santiago Apóstol libró una batalla contra los paganos en el monte que cubre a la aldea. Al disponerse a atacar, el caballo blanco cogió impulso para dar un salto glorioso. En este acto, dejó su huella grabada en la piedra que pisaba. Sorprendentemente, entre los descubrimientos hallados en el Monte de Banle, existe una piedra que posee una erosión natural con la forma de un casco de caballo.