En Caneliñas (parroquia de la Ameixenda) estuvo la mayor factoría de procesamiento de ballenas de la Península Ibérica, la de mayor duración de España y la última en cerrar de toda Europa.
La primera etapa fue de 1924 a 1927, bajo la Compañía Ballenera Española, creada con capital Noruego, que se instaló en un lugar espacio ocupado por una salazón propiedad de Andrés Cerdeiras Pose.
El emplazamiento era estratégico para el procesamiento de ballenas, pues se trataba de una ensenada protegida de los vientos, con buen calado y localizada en una zona de gran abundancia de cetáceos.
Las ballenas eran cazadas en las costas próximas por barcos especializados, se transportaban después a Caneliñas y allí se procesaban para la obtención aceite y otros derivados. En los primeros tiempos, también se aprovechaban las barbas de las ballenas para la confección de las armazones de los corsés de las mujeres.
Sin embargo, los métodos de caza intensiva de los noruegos mermaron rápidamente la población local de cetáceos y la explotación tuvo que cerrar al poco tiempo.
La segunda etapa arrancó en el año 1951 con una nueva empresa, la Industria Ballenera Sociedad Anónima (IBSA). En esta época se ampliaron las instalaciones y se mejoraron los métodos de aprovechamiento de las ballenas. Con el tiempo, además de aceite se obtuvieron harinas, fertilizantes y en contadas ocasiones piezas de ámbar gris, que a veces podía encontrarse en los intestinos de los cachalotes, y era muy cotizado por la industria cosmética.
Ya en la década de 1970 la orientación de la factoría cambió progresivamente al encaminar su producción hacia venta de carne al mercado japonés.
El fin de Caneliñas llegaría en el año 1985. En esa época, la presión del movimiento ecologista contra la caza de ballenas y la moratoria impuesta a las capturas por la Comisión Ballenera Internacional derivaron en el cierre de la planta. La última ballena cazada y procesada en las instalaciones fue una hembra de rorcual común de 17,7 metros muerta el 21 de octubre de 1985.
En la actualidad aún se conservan buena parte de las instalaciones tanto de los primeros tiempos, como de la época de IBSA, como el muelle para atraque de las embarcaciones; un almacén para los desechos transformados en harinas y fertilizantes; un gran edificio que fue usado primero como vivienda y posteriormente como oficinas; la rampa de izado de las ballenas, la zona de despiece, aljibes, y depósitos de aceite entre otros.
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