Cee es paso obligado para aquellos caminantes que, después de rendir culto al Apóstol en Santiago, dirigen sus pasos hacia el Finisterrae medieval, donde se encuentran los conocidos santuarios del Cristo de Fisterra y de la Barca de Muxía.
La ruta jacobea de Fisterra- Muxía incluye un total de 10 ayuntamiento. Con su inicio en Santiago de Compostela, el Camino llega a Fisterra (donde el Apóstol destruyó un templo pagano en el que se hacían cultos al Sol, el Arasolis) y Muxía (donde se le apareció la Virgen a Santiago) pasando por Ames, Brión, Negreira, Mazaricos, Dumbría, Cee y Corcubión.
Una vez dejada atrás la capilla de las Nieves, en el Ayuntamiento de Dumbría, entramos en el Ayuntamiento de Cee por el Monte de San Pedro Mártir, donde encontramos una ermita muy antigua dedicada a este santo al lado de una fuente milagrosa para los dolores de reuma, pies y verrugas. Hasta finales del siglo XV, ésta perteneció, junto con las de Refoxos y Cee, al arcipreste de Trastámara. En ese momento, tuvo lugar la cesión de la misma a los biens de la iglesia de Pereiriña a cambio de que se hiciesen los arreglos necesarios para poder seguir celebrando los oficios religiosos.
Continuando hacia el sur, en lo alto del Cruceiro de la Armada, se puede contemplar el Cabo Fisterra en la inmensidade del Océano Atlántico, que se divisa por primera vez en el Camino.
Una vez que se llega al núcleo urbano. el Camino sigue por el Campo del Sacramento, la calle Magdalena con su hermoso Pazo de Cotón y un cruceiro al lado de la Fuente Penín, para llegar finalmente a la parroquia-santuario Nosa Señora da Xunqueira que, a pesar de los desastres cometidos por los franceses durante la invasión napoleónica, conserva su cabecera gótica.
También a pocos quilómetros de Cee, aunque tendremos que separarnos del Camino, podemos visitar en la parroquia de Ameixenda la iglesia dedicada a Santiago, en la que se custodia una reliquia con un dedo del Apóstol. Una vez hecha la visita a esta iglesia, podemos acercarnos hasta el mirador de Gures, donde merece la pena detenerse para contemplar el plácido atardecer sobre las tranquilas aguas que se extienden desde la ensenada fisterrana hasta el lado oriental de la ría de Cee y Corcubión, a los pies del sorprendente Monte Pindo.
La importancia de Cee en este Camino de Fisterra y Muxía está bien contrastada documentalmente y durante la época moderna llegó a contar con un pequeño hospital para peregrinos. En la actualidad, con la revitalización de las rutas jacobeas, cientos de peregrinos siguen las pisadas de antiguos creyentes que visitaron estas tierras y encontraban en nuestra villa un poco de descanso para retomar, con nuevos ánimos, la última etapa do rrecorrido antes de llegar al fin de la tierra.